viernes, marzo 09, 2007

El Triarcado de futuras generaciones

Por Marco Massoni-Oyarzún
Hemos vivido el proceso, en el origen de las culturas, de un matriarcado que fue delegado, por un patriarcado machista, a un segundo plano. En el origen, la mujer administraba el misterio de la Creación, ciclos de siembra y cosecha, la fertilidad que llevan impregnada en su esencia, pues dan a Luz la Vida. Su matriarcado duró hasta que el hombre sometió la mujer, imponiéndole un sistema represivo, por medio de un dios viril que les amparaba someterla. Así, la cultura judía del siglo I d.C., consideraba la naturaleza de la mujer como no humana. Antes, en el I milenio a.C., eran consideradas un “mal necesario” para el varón, pensamiento que compartieron Platón y Aristóteles. Es así, como podemos apreciar una misoginia que proviene de las culturas judías, islámicas, cristianas, pues en esas religiones no hay sacerdotisas, más aún, la antigüedad helénica también era antifeminista.
La Poesía abrió camino la emancipación femenina iniciada en el siglo XII, con el arte trovadoresco dedicado a la Dama, Señora del caballero que el hombre juraba lealtad y la veneraba tanto como la Virgen María. Las bases modernas de la independencia femenina se iniciaron con el romanticismo europeo.
Pero ¿Cuál es el origen del patriarcado? Su origen se remonta a tiempos ancestrales, pues nuestra naturaleza humana es animal, por lo mismo, la continuación de la especie hace que la hembra elija el mejor macho para aparearse y así, su cría tendrá mejores posibilidades para conservarse y continuar la especie. Si bien, existen especies monógamas como: el pingüino emperador, los albatros y otros, sólo el 5% de los mamíferos son monógamos. Hay un estudio de Schillaci demostrando que: “un cerebro de tamaño más grande en los primates está vinculado con sistemas de relaciones monógamas, lo que sugiere que la monogamia entre primates requiere de mayores niveles de habilidad social.”[1] Pero, volvamos al origen. La animalidad de nuestra especie homínido hace que la monogamia sólo sea un eufemismo cultural, pues pregúntense cuántas veces han sido infieles, tanto hombres como mujeres. En África, en algunas partes, la mujer es mutilada extirpándole el clítoris y partes de su vagina son cosidas. Pero, el asunto es que eso dio origen al patriarcado, someter la mujer para que no elija tener relaciones con otros hombres, sino únicamente con uno y ese uno es por naturaleza infiel. Así, podemos ver que el sometimiento es producto de la fuerte influencia religiosa en la cultura, es el caso del judaísmo, pues la Biblia cuyo antiguo testamento es parte importe de ellos, es totalmente misógino sobretodo en su primer libro Génesis, considerar un dios viril, el primer homínido fue un hombre y después la mujer, me parece totalmente absurdo, colocar al Dador de Vida como un antropomorfo, es rebajarlo, me disculparán los cristianos que creen que la Biblia es palabra de dios, pero pensar que el Dador de Vida habla como nosotros es también rebajarlo. Eso es debido a que nuestra cultura está fuertemente influenciada por la religión. En ese patriarcado-machista que la mujer ha sido sometida, maltratada sicológicamente, golpeada y violada por sus propios maridos que van a misa, al templo, al salón. Esto sucede proporcionalmente al nivel educacional, pues entre más alto es más independiente son la mujeres, aunque en algunos casos también son sometidas.
Carl G. Jung, siquiatra suizo (Kesswill, Turgau, 1875. Küsnacht, 1961). Aportó cuatro aspectos del psiquismo femenino: la mater dolorosa es aquella sometida por el marido. Su deber es el de esposa y madre, que sólo vive para su marido y sus hijos, asume las frustraciones de ellos y los éxitos como si fuesen de ella. Después Jung define la mujer luciferiana, que representa la mujer que toma la iniciativa, invade el mundo del hombre y lo conquista. Luego la mujer niña que es muy apreciada en el patriarcado tradicional, es una mujer silenciosa y pasiva. El último aspecto que, de algún modo, representa la mujer de hoy él la define como competitiva. Se integra sin problemas al mundo masculino, tratándolo de igual a igual, tenemos el caso de nuestro país, el primero en América, en tener una mujer como presidenta. Hay que tener claro que estos arquetipos no son puros, sino que la mujer puede tener un poco de todos.
Pero, volvamos al patriarcado. Este sometimiento, también, se debe a que el hombre es esclavo de la mujer, en otras palabras, ellas son las que dirigen, conciente e inconcientemente, la base de la sociedad, el hogar. Ellas utilizan ciertas herramientas de dominio que logran invertir, subliminalmente, el patriarcado. Como ejemplo de ello, podemos ver, el caso del llanto; cuando se ven sobrepasadas por cualquier situación, el llanto lo utilizan como herramienta de provocar en el otro cierta piedad, emotividad, sensibilidad y conseguir su objetivo. Otro ejemplo, quizás el más común, sobre todo para los casados es el corte del agua, con eso consiguen su finalidad, puesto que la naturaleza del hombre es exteriorizar su interior y el de la mujer internalizar el exterior y tiene el control de realizarlo cuando ella quiere, en cambio el hombre necesita exteriorizarlo siempre, por lo mismo, logran lo que pretenden. Estas herramientas nacieron como forma de doblegar el sometimiento de una cultura machista heredada desde la antigüedad.
Hacia un Triarcado, es decir, un manejo cultural en equilibrio, un espacio donde se puedan entregar todos los instrumentos necesarios para el mejor desarrollo de nuestra especie es a dónde debemos apuntar. No debemos olvidar nuestra animalidad, la hembra cría los cachorros, muchas veces, ayudada por el macho, pero éste sólo busca aparearse, en cambio la hembra tiene un proceso biológico, el celo, y así sigue la continuación de la especie, en donde los cachorros crecen y migran. Una armonía necesitamos, de lo contrario, ocurren distintos problemas culturales, por citar uno, la esquizofrenia cuyo origen no está claro aún, pero un detonante importante es la madre dominante que aún no ha cortado el cordón umbilical. Armonía, porque de lo contrario vamos camino a la destrucción. Armonía entre el hombre y la mujer, porque biológicamente somos distintos, nuestras inteligencias son distintas, nuestra espiritualidad es distinta, pero en el acto amatorio somos Uno.

[1] http://www.20minutos.es/noticia/192183/0/primates/reproduccion/descerebrados/

1 comentario:

Anónimo dijo...

Leí tú articulo con detención, pero no entendendi tu concepto de triarcado, no lo desarrollaste, seria interesante que lo abordaras para entender que planteas con ese concepto.
Vero

Poema del día

Walking around

SUCEDE que me canso de ser hombre. Sucede que entro en las sastrerías y en los cines marchito, impenetrable, como un cisne de fieltr...