martes, agosto 21, 2018

Simbiosidad poética del Quijote



“En su húmeda tiniebla vida y muerte,
quietud y movimiento, son lo mismo."

Octavio Paz, La poesía.


Mucho se ha escrito sobre la ínclita novela de Cervantes, tanto que cualquier tema que uno tomare pareciera ya estar dicho y trabajado de antemano. Por tanto, la idea de los presentes metáfografos (§) es entregar una mirada “nueva” acerca de la instauración poética en Alonso Quijano que desembocará en la imagen y figura de don Quijote.
Primero, veremos la poeticidad del Quijote, desde la instauración de sí mismo como personaje no de Cervantes, sino de Alonso Quijano, es decir, don Quijote es la Voz Lírica de Alonso Quijano. Luego veremos la simbiosidad quijotesca en el bachiller Sansón Carrasco, y cómo éste se instaura como espejo de don Quijote, lo que produce la simbiosis entre ambos personajes. Para cerrar, veremos la influencia de don Quijote en el romanticismo europeo, influencia dada porque el manchego es antes que todo poeta, poeta viviente cuyo poema es su propia vida.

§ 1. Poeticidad del Quijote

Ya Aristóteles en su poética alude a la imitación1 como piedra angular de la creación poética, definiendo tres maneras de imitar: a) imitar objetos diversos, b) imitar objetos, y c) por imitar objetos, no de igual manera, sino de diversas de las que son. Además, aclara que hay imitación a través de colores y otras con la voz,2 con estos argumentos da inicio a su poética el filósofo griego.
Desde este puerto levaremos anclas para desentrañar lo que, a mi parecer, ha quedado olvidado en los estudios sobre el Quijote.

El ser poético de Alonso Quijano está dado justamente en la imitación de los modelos caballerescos, por sobre todo en la imitación de Amadís de Gaula; esta imitación que comúnmente se ha dado en llamar la locura del Quijote, no es sino la forma poética que asume el personaje. Platón, en La República, da cuenta de que los poetas son los únicos que niegan la realidad, la falsean y por lo mismo deben ser expulsados de la república. Esto porque los jóvenes suelen tomar como ciertas las cosas dichas por los poetas, con respecto a las debilidades de los dioses:
“Ya ves, mi querido Adimanto, que si nuestros jóvenes toman en serio esta clase de historias, y si no se burlan de todas estas debilidades, como indignas de sí mismo; puesto que de todas maneras no son más que hombres, no se avergonzarán de tales acciones y discursos, y a la menor desgracia que les suceda, se abandonarán cobardemente a los gemidos y las lágrimas”.3
El hecho que Alonso Quijano (desde ahora AQ) se dé a imitar a los caballeros andantes, en la forma tercera que expone Aristóteles, lo sitúa en un estadio de poeticidad. Pero, ¿qué es la poeticidad? Por ella entenderemos el acto mismo del ser poético, es decir, de dar nuevo sentido a las cosas y es en este nuevo sentido que aparece la negación de la realidad, puesto que esta última está otorgada por el entendimiento colectivo consensuado de una sociedad en un tiempo determinado.
Don Quijote (desde ahora DQ) no es un personaje de Cervantes, sino que es el yo lírico, a mí entender la Voz Lírica, de AQ, ocurre aquí el desdoblamiento poético; al igual que el poeta es un ser tiempo-espacial, en el estadio de escritura deja de serlo y es, por lo mismo, que la tradición poética da en separar al autor del hombre, cambiándose el hombre de nombre y adoptando un seudónimo el autor. El poeta es sólo en el estadio de escritura, en ese estado de creación en que el espacio-tiempo se diluye en el texto, dando cabida a lo real-imaginario. Al igual que el médico lo es sólo cuando está en el acto curativo, cuando deja de estar en el acto curativo pasa a ser un hombre como todos. Ahora bien, la función mínima del poeta es nombrar, así el primer poeta es Adán a quien Dios le lleva todos los animales y las cosas del paraíso para que les ponga nombre, esto según el mito del Génesis. Nombrar es el acto primigenio del poeta y es en ese acto que AQ se instaura como tal:
“Cuatro días se le pasaron el imaginar que nombre le pondría; porque (según decía él a sí mesmo) no era razón que caballo de caballero tan famoso, y tan bueno él por sí estuviese sin nombre conocido [...] al fin le vino en llamar Rocinante, nombre a su parecer, alto sonoro y significativo4 de lo que había sido cuando fue rocín, antes de lo que ahora era, que era antes y primero de todos los rocines del mundo” (DQM I. Capítulo I.).5
Si bien, AQ ya ha tomado la decisión de hacerse caballero andante, ésta sólo es una idea que comienza a concretizarse en la actitud poética de nombrar a su rocín, el texto en cursivas y negritas nos muestra la sensibilidad poética de AQ: alto sonoro y significativo, son adjetivos poetizantes, en el sentido que lo sonoro es parte de la poesía y lo significativo es la parte profunda que habita en ella, pues significar quiere decir dar sentido, un nuevo sentido. Rocinante es nombre del rocín que era y no del que es, esta actitud poética de resguardar la memoria de lo que ha sido, para perpetuarlo en el tiempo, demuestra que antes de transformarse en caballero andante AQ es poeta. El gesto de nombrar a su rocín antes que a sí mismo, es un gesto de nombrar el mundo, es decir, lo que está fuera, entonces al nombrar a su rocín AQ está significando de una nueva manera lo que es, otorgándole sentido poético.
“Puesto nombre y tan a su gusto a su caballo, quiso ponérsele a sí mismo, y en este pensamiento, duró otros ocho días, y al cabo se vino a llamar Don Quijote, [...] Pero acordándose que el valeroso Amadís, no sólo se había contentado con llamarse Amadís a secas, sino que añadió el nombre de su reino y patria, por hacerla famosa, y se llamó Amadís de Gaula, así quiso, como buen caballero, añadir al suyo el nombre de la suya, y llamarse Don Quijote de la Mancha, con que a su parecer declaraba muy al vivo su linaje y patria, y la honraba con tomar el sobrenombre della” (DQM I. Capítulo I).
Después de dar sentido al mundo a través de Rocinante, AQ se transforma definitivamente en su Voz Lírica, a través de DQ, éste en su andar irá siendo el poema viviente de AQ, cuyo hablante es DQ y cuyo poema son sus andanzas. Pero profundicemos más en el texto: doce días le tomó a AQ dar nombre a su rocín y encontrar un nombre para sí; este hecho, que pareciera un dato anecdótico, refleja la complejidad de la sensibilidad poética de AQ. Doce, número que simboliza el proceso interior de transformación, correspondiente a un año, a un ciclo, donde la Voz Lírica toma posesión del poeta, es decir, el poeta AQ es absorbido por su Voz Lírica DQ. Así mismo como todo poeta necesita de una musa que inspire sus poemas, DQ busca una inspiración:
“se dio a entender que no le faltaba otra cosa, sino buscar una dama de quien enamorarse, porque el caballero andante sin amores, era árbol sin hojas y sin fruto, y cuerpo sin alma [...] vino a llamarla Dulcinea del Toboso, porque era natural del Toboso, nombre a su parecer músico y peregrino y significativo,6 como todos los demás que a él y a sus cosas había puesto.” (DQM I. Capítulo I).
De esta forma DQ transforma la realidad nombrando como buen poeta, así la labradora Aldonza Lorenzo se transforma por “en-cantamiento” en Dulcinea. Nuevamente el narrador deja claro el pensar de DQ, en el texto cursivo y negrito de la nota, podemos apreciar cómo vuelven a repetirse los adjetivos poetizantes, agregándole el de peregrino, con el cual denota el sentir religioso.
Como hemos visto, DQ se funda en la poeticidad, cuyo poema son sus acciones y a la manera de los poetas clásicos Homero y Virgilio que se dan a la tarea de crear un mundo épico y mitológico que está fuera de su tiempo presente, DQ intenta recrear los tiempos dorados (DQM I capítulo XI), restaurar la magia, con esto dar un nuevo sentido al presente oscurecido por el materialismo.
Pero, además, la relación caballero-poeta queda manifiesta en el discurso sobre las armas y las letras (DQM I, capítulo XXXVIII) pronunciado por DQ, aquí vemos cómo por boca de DQ Cervantes pronuncia su propio pensamiento, deja ver su sentir con respecto a que ambos quehaceres son tan parecidos aunque difieren en su ejercicio, estas semejanzas están dadas en que el mismo Cervantes ejerció ambos oficios y, por lo mismo, DQ, personaje creado por él, representa esa dualidad, simbiótica por cierto, integrando al mismo tiempo estas dos cualidades. Esto quiere decir que en tanto DQ se ha transformado en caballero andante, por una metamorfosis metafórica interna, está poetizando el mundo, dándole nuevo sentido. Schwalb sostiene que: “Don Quijote es más bien el resultado de una lectura”,7 y esto nos lleva a pensar en que esa lectura es una intertextualidad poética con el pasado, a la manera que los poetas clásicos buscan develar la esencia de las cosas a través del mito.
Así, el sueño utópico del Quijote es volver a la edad Dorada, al paraíso perdido como lo escribiera Milton, pero no escribiéndolo sino siendo parte viviente de aquella época, traer al presente lo pasado como lo hacen los poetas, pero no con palabras, sino con hechos, acciones, es por lo mismo que la poeticidad del Quijote está en su ser mismo, él es ante todo un poeta, rebelde y revolucionario, reaccionario ante la tecnología que comienza a absorber a la modernidad. Sin duda, hoy el Quijote estaría contra el imperialismo, el capitalismo y la globalización, rechazando los modelos de vida que se alejan de la humanidad misma, del humanismo. Lo humano del Quijote es que ante todo es un poeta, un soñador, y por lo mismo el mundo racionalista, al igual que Platón, quiere expulsar a los poetas de la República, porque son justamente ellos, los poetas, soñadores quijotescos, los que ponen en tela de juicio los paradigmas sociales del mundo en cualquier época.
Porque son los poetas los que dan sentido al mundo, son ellos los que en un estadio de iluminación son capaces de guiar el tiempo; son videntes, están siempre un paso delante de la ciencia y del pensamiento, porque son ellos, en definitiva, los guardianes de la memoria.

§ 2. El bachiller Sansón Carrasco poeta y caballero.
Mucho se ha escrito sobre el proceso de simbiotización entre DQ y Sancho que se ha llamado quijotización,pero no se ha visto que hay otra simbiotización y ésta es con el bachiller Sansón Carrasco. Schwalb da luces sobre cómo entender la transformación de DQ en la segunda parte: “la mera conciencia de don Quijote en la segunda parte de la novela debe ser entendida, en mi opinión, no como el inicio de la cordura del héroe sino como el principio de una pugna entre dos paradigmas de lecturas que se enfrentan en su imaginación, un don Quijote-lector-de-Amadís y un don Quijote-lector-de- sí-mismo”.8 Ahora bien, en la segunda parte de la novela aparece el bachiller Sansón Carrasco, que ha leído la primera parte de DQ y es quien le cuenta a éste sobre la existencia del libro que narra sus andanzas, es decir, Sansón Carrasco es quien enfrenta en el imaginario de DQ los dos paradigmas de lectura: “quedó don Quijote esperando al bachiller Carrasco, de quien esperaba oír la nuevas de sí mismo puestas en el libro...” (DQM II, capítulo. III); como podemos apreciar, el bachiller es quien da cuenta a DQ de sí mismo, imagen en el espejo, el bachiller es entonces el espejo de DQ, por el cual este último sabe de sí. Bien se dice que la imitación es la mayor forma de admiración, tanto así que el bachiller se transforma en el Caballero de los Espejos (del Bosque), nótese el nombre por el cual vemos como este caballero es espejo de DQ, extensión de éste y producto de éste. Así DQ al sentir la presencia de otro caballero dice: “—No quiero yo decir —respondió don Quijote— que ésta sea aventura del todo, sino principio della; que por aquí se comienzan las aventuras...” (DQM II, capítulo XII). Vemos cómo DQ da cuenta de que se inician las aventuras verdaderamente, en la realidad, porque él sabe que lo que está haciendo es metáfora y no la realidad misma, por ello que el encuentro con otro caballero andante da a DQ la noción de que su poesía está siendo realizable, verdadera. Pero, ¿cómo principia el diálogo entre ambos caballeros? Principia en la poesía, en el canto con la vigüela que el Caballero del Bosque entona y por el cual DQ y Sancho caen en la cuenta que están ante otro caballero andante. Si bien es cierto que Sansón Carrasco pretende vencer a DQ para que éste regrese a su hogar y deje las armas, más cierto es que Sansón Carrasco admira a DQ, puesto que su poeticidad es auténtica y además sabe que DQ es todo un personaje, famoso y reconocible. Por lo tanto, el bachiller no sólo busca hacer despertar a DQ, sino que busca la fama, el crédito de vencer al más grande los caballeros andantes, porque sabe que DQ es un poeta en vida, un poema viviente. El bachiller dice de sí mismo: “Y más —dijo Sansón Carrasco—, que, como ya todo el mundo sabe, yo soy celebérrimo poeta...” (DQM II, capítulo LXXIII). Podemos entender que en definitiva el duelo entre DQ y el Caballero de los Espejos (del Bosque) es un duelo poético, donde se enfrentan dos poetas, uno viviente y el otro escribiente. Pero veamos qué pasa en este primer duelo: vence DQ al Caballero de los Espejos: “Eso os cumple —respondió Sansón—; porque pensar que yo he de volver a la mía hasta haber molido a palos a don Quijote es pensar en lo excusado; y no me llevará a hora a buscarle el deseo de que cobre su juicio, sino el de venganza; porque el dolor grande de mis costillas no me deja hacer más piadoso mis discursos” (DQM II, capítulo XV). El maestro DQ vence al discípulo, y es en esta segunda parte de DQ donde éste se transforma en caballero andante verdadero, al derrotar al Caballero de los Espejos. Entonces, el bachiller se transforma así en la herramienta necesaria para que DQ se instaure como un verdadero caballero; antes, en la primera parte, DQ sólo era una metáfora de caballero y ahora es una realidad.
Pero como bien dice el refrán que todo buen maestro debe ser superado por el discípulo, el segundo encuentro entre DQ y el bachiller convertido en el Caballero de la Blanca Luna, será muy diferente, llevará a DQ a retirarse, pero el sueño sigue en pie, la poeticidad no ha muerto aún en nuestro caballero, decide hacerse pastor y dedicarse de lleno a la creación poética, y así esperar a que pase el año para volver a las armas.
La metáfora final del despertar de AQ resume bien la idea de la poeticidad, el sueño, elemento poético por excelencia presente en La Ilíada La Odisea de Homero, en La Eneida de Virgilio, y en la mayoría de los textos poéticos clásicos y modernos, dejan claro que DQ es un sueño, un poema escrito en las acciones.
Así la simbiosidad hermética que presenta la ínclita obra cervantina, está dada desde muchas aristas, de las cuales hemos visto una, entre DQ y el bachiller, simbiosis, porque DQ es en tanto que el bachiller da cuenta de lo que es DQ a DQ, como DQ da cuenta de lo que es el bachiller, un discípulo de él, discípulo que supera al maestro, un discípulo que a través de la imitación demuestra la admiración que tiene por DQ, admiración, porque DQ es en suma un verdadero poeta, capaz de hacer sus sueños realidad y de paso transformar con ello la realidad misma.
Mucho se ha dicho de la influencia de DQ sobre el Romanticismo europeo, y es que DQ se adelanta 200 años a su tiempo, es que DQ será inspiración del héroe romántico quien rechaza la sociedad, cuyo espejo y efigie será por sobre todo la imagen del poeta:
“Waiblinger mirando a Hölderlin es la imagen del que desea ser romántico frente al que lo es por naturaleza. Podemos considerar a Hölderlin un grandioso poeta, pero Waiblinger lo consideraba algo más. Veía en él la encarnación de un tipo de héroe, el sublime, el que lo es por abandonar los límites de lo cotidiano para elevarse hasta los más altos lugares que el hombre puede pisar. La locura no es sino el reconocimiento de la lucha terrible, del enfrentamiento entre el hombre y lo que se le resiste: es, sin duda, el signo del combate, el castigo de los osados”.9
Con esto quiero cerrar, viendo la similitud entre nuestro amado DQ y el héroe romántico por excelencia Hölderlin, porque si me he dado a la tarea de postular que por sobre todo DQ antes que caballero andante es un poeta cuyo poema es su vida misma, no puedo pasar por alto la influencia que nuestro personaje tuvo en las generaciones futuras. Si bien es cierto que Hölderlin fue un DQ en vida, no menos cierto es que DQ se adelantó a su tiempo, porque su poeticidad transformó de lleno la realidad europea y también la nuestra. Pues DQ es una obra que mantiene su vigencia hasta los días de hoy y, sin duda, es la novela más grande que han producido las letras hispánicas.
Porque ahí va DQ con su lanza que es una pluma, con su escudo lleno de metáforas y su armadura de palabras, ahí va, escribiendo, escribiendo sueños, únicos y verdaderos espejos de lo que somos, una nube en un charco de agua, ahí va, en la micro, a la hora que los obreros vuelven a sus casas.

Notas
  1. Aristóteles, La poética, Editores Mejicanos Unidos, México, 1996, p. 131-132.
  2. “Según la Retórica, III, 1, la voz es lo que el hombre posee de más apropiado para la imitación: y a su vez la palabra es, según el libro Sobre interpretación, cap. IV, lugar en que pueden aparecerse, sin hacer lo que son, todas las ideas de todas las cosas” (nota original de García Bacca), op. cit., p. 179.
  3. Platón, La República. Panamericana Editorial, Santafé de Bogota, 1994, p. 93.
  4. Cursivas y negritas mías.
  5. Miguel de Cervantes. Don Quijote de La Mancha (DQM), tomos I y II. Editorial Ercilla. Santiago de Chile. 1984. p. 26-27.
  6. Cursivas y negritas mías.
  7. Schwalb, Carlos. “La cueva de Montesinos: condensación onírica”: Anales Cervantinos. XXXI. 1993. p. 240.
  8. Op. cit. p. 242.
  9. Aguirre, Joaquín. Héroe y sociedad. En línea 22/6/2004, http://www.ucm.es/info/especulo/numero3/heroe.htm.



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